Lugar: Centro Fundación Unicaja de Cádiz
Organiza: Fundación Unicaja
Del 28 de abril al 25 de julio 2023
Comisario: Sema D’Acosta
El proyecto que Miki Leal (Sevilla, 1974) presenta en el Centro Fundación Unicaja de Cádiz reúne obras desde sus inicios hasta esta misma primavera de 2023 . Este recorrido por su trayectoria, que abarca ya casi 25 años, se plantea como una propuesta dialéctica que pone en diálogo trabajos de diferentes momentos para evidenciar que en su carrera existen temas recurrentes a los que el artista vuelve una y otra vez. Esa música de fondo que suena siempre en su cabeza, coincide con obsesiones personales y una serie de líneas de investigación que definen la personalidad de su estilo pictórico. Además de mostrar piezas principales, la exposición se detiene en indagar en los interiores de su proceso creativo, enseñando por primera vez los cuadernos donde anota impresiones a modo de diario, dibuja ideas y esboza los futuros cuadros. Asimismo, se han recuperado de su estudio materiales diversos que por diferentes motivos no se habían visto antes, entre otros papeles de gran formato o fotografías que ayudan a entender aspectos concretos de su progresión y modo de hacer. La muestra se inicia con una instalación de telas site-specific y se divide en cuatro secciones complementarias: 1) Paraíso, evasión (el viaje). 2) Fragmentos (zoom-in), cuasi-bodegones y música. 3) Memoria familiar: Los Pencales. Y 4) Obsesiones entrecruzadas: tenis, moda y Roma. El recorrido se cierra con una videocreación.
Grosso modo, tres rasgos distinguen la personalidad de Miki Leal y marcan su temperamento artístico. Ninguno de ellos puede aprenderse. El primero, una franca naturalidad: nada parece forzado a su alrededor, tampoco en las cosas que hace. El segundo, una relajada actitud epicúrea que nunca es hedonista. Y el tercero, una elegancia intrínseca, espontánea. Sea como sea, en su trabajo siempre aparecen de forma evocada elementos de su biografía filtrados a través de la memoria, interpretaciones personales llevadas a su particular mundología. De hecho, la energía que alimenta sus cuadros se genera a partir de referencias visuales sencillas tomadas de su día a día, da igual si es el recuerdo de un viaje capturado con el móvil, la portada de un manual viejo encontrado en una tienda de libros antiguos, la tipografía de los carteles de un bar cualquiera, el patrón de un tejido, el ritmo repetido de un zócalo o los créditos de una película. La clave es conseguir misterio, evitar ser demasiado literal. Para Miki, todo aquello que ve a su alrededor se convierte en una constante fuente de inspiración. A su mirada le interesa las sensaciones que transmiten un tipo de belleza discreta, casi silenciosa. Precisamente ésa que no es llamativa y pasa desapercibida, la más emocional y difícil de captar. Si seduce a sus ojos, sabe contarlo a su manera con las manos, incorporarlo a su universo Mikithology.
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